No eres quien crees ser

Ya es hora de que lo sepas

Si yo ahora te preguntara quién eres, probablemente entraríamos en un debate filosófico sobre qué es lo que realmente nos define y bla-bla-bla.

Pues el debate concluye ya:

Tú eres tus hábitos.

O en otras palabras:

Eres lo que repites durante mucho tiempo.

Es que no hay más.

Todo lo que repites de manera sistematizada y automática es lo que eres.

Y esto incluye tus comportamientos, tus creencias, tus actitudes e incluso tus intereses.

Eres un puto conjunto de hábitos, nada más.

Entonces, si quieres cambiar quién eres, tendrás que cambiar tus hábitos.

Sencillo, ¿Verdad?

Y una mierda.

Ahora mismo, el cambio es la tortura más dolorosa que existe des de la Inquisición española.

Porque cambiar ya es tedioso en sí, pero en la sociedad moderna, la dificultad se multiplica X10.

El cambio requiere compromiso y cariño. Necesita que le prestes atención, que lo mimes. Es muy sensible.

Eso es todo un reto, especialmente cuando estamos rodeados de todo tipo de distracciones y gratificación instantánea.

Y el cambio requiere toneladas de foco.

Por si fuera poco, después están los gurúes del desarrollo personal, que te dicen que el cambio se da en una semana.

¿Una semana?

En ese tiempo no te da ni para asumir que vas a cambiar.

Luego hay algunos más realistas, que te dicen que puedes cambiar en 21 días.

Esta es buena, ¿Cómo que 21 días?

Te dicen lo que quieres escuchar, porque así te convencen y te venden.

Pero esto una gilipollez.

Para ver un cambio real en tu vida tardarás entre 3 y 6 meses.

Y para que ese cambio sea realmente consistente, 1 año.

Esto no gusta tanto escucharlo, ¿eh?

Cómo nos va a gustar escuchar esto si estamos acostumbrados a tener el paquete de Amazon a los 2 días y el siguiente TikTok a los 2 segundos.

La paciencia es un bien escaso. A día de hoy solo la tienen los semidioses y las madres solteras.

Y el cambio requiere toneladas de paciencia.