Necesitas ser más tonto

y menos inteligente

Si estás leyendo esto, lo más probable es que seas una persona inteligente.

Solo una persona inteligente se interesaría por el contenido que comparto.

Y esto me hace muy orgulloso de escribir estos emails.

Pero tengo algo que decirte:

Tu inteligencia no es suficiente.

No, tranquilo. No te estoy llamando idiota.

Digo que la inteligencia no es suficiente para llegar a la cima que quieres alcanzar.

Sea lo que sea lo que quieras lograr, te adelanto que la inteligencia es lo último que te falta.

De hecho, estás siendo demasiado inteligente.

Tienes que compensarlo.

¡Sé un poco más tonto!

Lo peor es que pensarás que estoy de cachondeo.

Pues que sepas que nunca he dicho algo tan en serio.

Cuando digo que tienes que ser más tonto, es que tienes que ser más zoquete. Más idiota. Cabeza hueca. Llámalo cómo quieras.

La idea es que dejes de pensar tanto, y seas más impulsivo.

Si te aferras demasiado a tu “inteligencia”, acabarás con mil reflexiones, mil teorías y mil miedos en tu cabeza.

El gilipollismo te permitirá ponerte en marcha. Lanzarte a la piscina. Arriesgarte.

Solo de esa manera empezarás a mover el culo.

Tampoco te vayas al otro extremo, eh.

No renuncies totalmente a tu inteligencia. La idea es que lo equilibres.

Pero si pecas de algo, seguro que es de inteligencia.

La inteligencia es una arma de doble filo, porque, por un lado, nos permite reflexionar, pero por el otro, nos ofrece un amplio abanico de excusas para no avanzar por el camino.

El tonto no se pierde en los pensamientos, de hecho ni piensa.

Solo actúa, se deja llevar por el instinto.

Eso mismo necesitas.

Menos reflexión, y más acción.

Déjate llevar. No seas tan rígido. Mueve el maldito culo.

Sé un idiota del copón.

Y las cosas te irán mejor.