Mi gata me enseñó esto sobre la mente

Eres un animal.

Siento decírtelo así de directo, pero ya era hora de que lo supieras.

Ser un animal es fácil.

Solo tienes que dejarte llevar por tus instintos, y dejar que las cosas vayan sucediendo.

Esto me lo enseñó mi gata.

La tía solo actúa, no razona. Es una animal de puta madre. Aprendí mucho de ella:

Tiene hambre, come.

Tiene sueño, duerme.

Tiene que cagar, se caga en el pasillo.

Le tocan los cojones (aunque no tiene), se enfada y araña.

Entonces yo también empecé a dejarme llevar por mis instintos, como un gato.

¿Duré mucho?

No sé para qué contestar. Claro que no duré.

¿Cómo van a salir las cosas bien si te dejas llevar por el instinto?

Somos humanos.

Pera…

Somos… humanos…

Claro. Es que los humanos no solo tenemos instinto, también tenemos consciencia.

La consciencia nos permite “reprimir” los instintos, y ser criaturas que usan la razón.

No hay que ser Aristóteles para entender esto.

Es como si en nuestra cabeza hubiera una batalla entre lo animal y lo humano.

Entre lo irracional y lo racional.

Entre el ego y la consciencia.

Entre el animal y el Dios.

Entre el demonio y el ángel.

Vale, vale. Un momento.

Ese mismo es el PROBLEMA…

Ese mismo es el gran problema que vemos en nuestros días.

Que nos dejamos llevar demasiado por el animal que tenemos dentro.

¿Y cómo no dejarse llevar por el animal, con todas estas redes sociales, videojuegos, comida basura, series y gilipolleces para perder el tiempo?

Es difícil.

Es muy difícil.

Y luego…

Luego aparecen todos esos problemas:

“Tengo ansiedad”

“No tengo confianza”

“Tengo miedo”

El animal se ha apoderado de nuestras vidas.

Y por eso mismos voy a empezar a hacer asesorías.

Para espabilarte con una llamada, que entiendas como domesticar tu mente animal y te sientas en control de tu vida.

Porque lo más heavy de todo es que tener el control de la mente es mucho más sencillo de lo que creemos.

Demasiado.