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Era un idiota cabezudo
Aún recuerdo la primera vez que fui al psicólogo.
Cómo olvidarlo.
Estaba realmente jodido. Tenía ansiedad, pensamientos intrusivos, baja autoestima y tendencias depresivas.
Vamos, mi cabeza era un cuadro de Picasso psicológico.
Pues eso, fui al psicólogo porque es donde se suele ir cuando tienes este tipo de problemas.
Le conté mi vida a esa psicóloga, me fui, me recetó medicación y me tomé la medicación.
Bueno, pues esa psicóloga nunca más me volvió a ver el pelo, ni ella ni la medicación.
Un día me duró el show.
¿Qué pasó? ¿Ya me encontraba bien?
No, claro que no. Me encontraba igual. Lo que pasa es que era un cabezudo ignorante, e hice la siguiente reflexión:
“Si me duele el pie porque tengo una piedra en el zapato, no quiero tomarme algo que no me haga sentir la piedra, lo que quiero es quitarme la piedra”
Esta idea la saqué de algún sitio de internet.
Y fue con este mismo internet por donde aprendí todo lo que pude de psicología por mi cuenta, hasta que pude sacarme la piedra del zapato.
Esta historia no es para que no vayas al psicólogo, ni mucho menos. Debes ir si así lo sientes.
Lo que quiero decirte es que por ser un terco, cabezudo, idiota inconsciente, quise solucionar mis problemas por mi cuenta, y por azares del destino, encontré un método que acabó por completo con todos mis problemas de inestabilidad emocional y ansiedad.
Lo mejor de todo es que este método es muy muy muy sencillo, y los resultados son muy muy muy notables.
De esto hablaré en el audio del próximo domingo, de lo que es para mí la forma más rápida y directa de calmar tu mente y sentirte en control de ella.
Un breve hábito que puedes hacer cada día y que te recompensará para siempre.
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