El feo que ligaba

El secreto para lograr cosas

Aún no me creo cuánto ligaba el más feo de mi clase.

Yo debería tener unos 15 años, y solo pensaba en videojuegos y chicas.

A diferencia de mis fracasos sentimentales, uno de mis amiguetes de clase, ligaba sin esforzarse nada. ¿Y sabes lo más heavy? Era feo feooo.

Daba asco ver lo bien que ligaba. Decía un par de gilipolleces y las chicas le daban toda la atención. Y era feo de cojones.

Yo que me moría de envidia, un día le pregunté qué hacía para tener esos resultados tan exagerados. Seguro que tenía algún secreto bien guardado.

Me llevé una gran decepción cuando me contestó que solo tenía que ser yo mismo.

¿Yo mismo? Venga ya. Estás de coña. Cuando soy yo mismo no me hacen ni puto caso, y ahora este me está diciendo que sea yo mismo.

Tardé años en entender qué significa ser “uno mismo”. Y una vez lo entendí, le di la razón.

Pera, pera, pera, te lo cuento.

Él era él mismo, porque cuando se relacionaba con esas chicas, no intentaba ligárselas. ¿Entiendes?

Yo, por el contrario, empezaba a comportarme de otra manera para gustarles. Me esforzaba para lograr ese resultado.

Recuerda lo que he dicho al principio sobre el cabroncete de mi amigo. Lograba ligar sin esforzarse. No se esforzaba, no intentaba, no forzaba. El hijoputa solo fluía. Era el mismo.

¿Moraleja mental? Cuando persigues un resultado, el resultado huye de ti. Cuando no necesitas el resultado, el resultado viene a ti.

Qué fácil es decirlo y qué jodido hacerlo… Hahaha.