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Dos puñaladas que te van a doler
Al menos a mí me dolieron
Quieres ser un fuera de serie. Un macho ibérico. Un matador.
Quieres tener una vida que valga la pena de ser vivida. Ser alguien que valga la pena des ser.
Estos deseos me han llevado a invertir mucho tiempo en “aprender”.
Y pongo aprender entre comillas, porque muchas veces no estaba aprendiendo nada, solo me estaba entreteniendo.
Es decir, perdiendo el tiempo.
Aún recuerdo el día que me llevé la hostia.
Estaba viendo un video de algo de desarrollo personal, como de costumbre.
Pero este era distinto. No hablaba de qué hábitos hacer o qué habilidades aprender.
Hablaba de todo lo contrario. Hablaba de quitar hábitos.
“Este cabrón tiene que estar de coña” - pensé.
Eso me sorprendió, salía de lo habitual, así que paré atención.
“La clave muchas veces está en dejar de hacer cosas, y no tanto en añadir más cosas que hacer” - replicó el video raro.
Esa frase se clavó en mi pecho como una puñalada.
Me sentía demasiado identificado. Tanto que me preocupé.
Mi vida se había convertido en un circo de hábitos elaborados, y había dejado de vivir.
Y no me di cuenta hasta escuchar ese video.
“Cuantos menos hábitos, mejor” - soltó ahora el video
Segunda puñalada. Esta dolió más.
Cerré el video, no quería más verdades dolorosas.
Hice una respiración profunda. Me calmé. Saqué un lápiz y empecé a apuntar todos los hábitos que sobraban en mi vida.
Sonreí.