Ayer no envié email

Ayer no envié el email diario.

Me propuse enviar un email cada día, pero he fallado.

Pero por qué te digo esto.

Atiende:

Te digo esto para que aprendas una de las lecciones más importantes que un ser humano puede aprender en su corta vida.

Una verdad que el mundillo del desarrollo personal no suele decir.

Mira, esto es así.

Ayer estaba muy liado. Era de esos días que no sabes cómo pero tus tareas se empiezan a apelotonar y tus emociones se empiezan a desbordar.

Yo sabía que tenía que hacer el email diario.

Tenía que encontrar algún momento para hacerlo.

Pero mira, el momento no apareció. Se resistió.

Al final del día me sentí mal. Había roto con mi palabra.

Un grave error.

Eh, pero luego entendí la realidad.

Y es así de simple:

Fallar un día es lo más normal del mundo.

Sí. Fallar un día.

No está bien fallar 5 días a la semana (si te propones no fallar 7 de 7 días).

Tampoco está bien no fallar nunca (eso es para robots o zombies adictos al trabajo).

Lo más normal es fastidiarla de vez en cuando.

Es sano.

Es natural.

Es bonito.